Cuidados para el adulto

 RECOMENDACIONES PARA PROFESIONALES DE LA SALUD Y CUIDADOS


AUTOCUIDADO E HIGIENE EMOCIONAL   

La atención a personas enfermas e inmersas en procesos físicos, personales y sociales de este calado emocional pueden ser largos, complejos y en algunos casos, no satisfactorios.

Es importante mantener la calma y una actitud general saludable frente a la gran labor que hay que desarrollar en estos días.

El trabajo con la enfermedad y cuidados combina una alta implicación personal y profesional, que inevitablemente, contribuye al desgaste, la desmotivación y desánimo.

A continuación, os damos una serie de recomendaciones generales para mantener el estado de ánimo y motivación que se requiere.

CONTROL SOBRE NUESTRO ESTADO DE ÁNIMO

Existe una estrecha relación entre estado de ánimo, el valor y la esperanza o la falta de ellas, y la capacidad del propio cuerpo para conservarse inmune o caer en enfermedad.

Vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar las respuestas correctas a los problemas y dificultades que se nos plantean, y cumplir con las tareas que la vida asigna continuamente a cada individuo.

El significado que otorgamos a la realidad o situación que nos toca vivir y las interpretaciones que realizamos de ello, son determinantes para nuestro estado de ánimo general.

Nuestro estado de ánimo general se compone a su vez de numerosas fluctuaciones, variaciones y micro- estados, que tratan de regular nuestras emociones más primitivas y sentimientos, con el objetivo de alcanzar una homeostasis interna.  Podemos considerar que son “pistas” internas que nos ayudan a conectar con nuestro mundo emocional y regularlo. Si conseguimos tener un amplio conocimiento de ello, sin asustarse, nos ayudará a reorientar nuestro modo de encontrarnos en la realidad con un mayor ajuste y sensación de afrontamiento.

En este sentido, es importante saber que vamos a ser capaces de orientar nuestra conciencia y voluntad hacia una perspectiva realista sobre la situación y lo que nosotros, como agentes activos, está a nuestro alcance.

Es fundamental escucharnos y atendernos emocionalmente, cubrirnos en nuestra necesidad afectiva y emocional, para después redirigirnos hacia un estado de ánimo más global, que sea equilibrado y ajustado a las circunstancias y al trabajo que tenemos encomendado.

Una alternativa saludable es VALORAR positivamente el esfuerzo, la habilidad y responsabilidad personal que ponemos en la tarea profesional, o lo que es lo mismo, buscar un LOCUS DE CONTROL INTERNO (en términos psicológicos).

Cómo hacerlo:

 
 
CÓMO DAR VALOR A NUESTRO TRABAJO
  • Conocer el funcionamiento del estado de ánimo, motivación y necesidades.
  • Comprender las relaciones entre nuestros pensamientos, emociones y comportamientos en los procesos de trabajo de acompañamiento y cuidado.
  • Conocer y detectar distorsiones en nuestra percepción de lo que nos sucede que son contraproducentes para nuestro bienestar.
  • Distinguir los aspectos de un problema que está dentro y fuera de nuestro campo de control personal.
  • Ajustar nuestras expectativas en el trabajo.
  • Atender a la frustración sin culparse por lo imposible.
  • Valorar nuestra responsabilidad y buen “quehacer” en nuestro trabajo.
  • Centrar la atención y valoración en el ámbito de lo “posible”, lo que se puede hacer.
  • Conocer y detectar algunas creencias que dificultan nuestro bienestar.
  • Entrenar la mirada hacia los aspectos positivos de nuestra tarea profesional.
  • Confianza en nuestra inteligencia que nos va a permitir tener conciencia de los límites de nuestro trabajo.
  • Dedicar esfuerzos a lo que está dentro de nuestras funciones y podemos hacer.
  • Tener presentes los logros de nuestro trabajo.
  • Poner el acento en los procesos y no en los resultados.
  • Dar misma relevancia a los elementos positivos que a los elementos críticos o dificultades.
  • No es el trabajo lo que nos produce bienestar o malestar sino la manera de afrontarlo.
  • Mejorar el afrontamiento nos puede hacer ganar en bienestar.