“Aquí he aprendido a PARAR, y también a decir NO. Cuando entendí la importancia de esa palabra, gran parte de mi mundo giró 180 grados. También
he aprendido a ser consciente de la compasión. Un gran avance que además me hace sentir bien”. CH.
Sucede a menudo: llega una persona a clase diciendo que lleva meses sin apenas pegar ojo. A la semana siguiente, y tras hacer las prácticas en casa –tan sólo unos 20 minutos al día-, la misma persona, descansada, explica que en esa semana ha dormido como un bebé. ¿Sorprendente? No, si se sabe cuáles son los mecanismos fisiológicos y psicológicos que subyacen al estrés.
Lo cierto es que la práctica de Mindfulness, desde luego, facilita el descanso, e incluso cuando hay despertares transforma nuestra relación con ellos: se vive como algo más normal, menos terrible, con menos pensamientos catastrofistas, y se disfruta ese tiempo haciendo alguna actividad relajante que nos prepare para el descanso después.
En Educare llevamos ya años impartiendo cursos de esta disciplina y sentimos una especial alegría al ver cómo un gran número de personas se han hecho con su propio ‘set’ de herramientas eficaces para reducir el estrés, aumentar la concentración y la calma, gestionar mejor sus emociones y, en suma, sentirse mejor. Todo ello adentrándose en un mundo, el de la meditación, de manera accesible, sin dogmatismos, y centrada en un doble enfoque:
- Conocer, por un lado, la evidencia científica que explica cómo funciona nuestro cerebro y qué mecanismos fortalecemos con la práctica de Mindfulness.
- Aprender, sobre todo, a través de la experiencia. Porque esta es la que realmente transforma. Utilizamos la teoría como trampolín que nos lance a la práctica, nada más (y nada menos).
¿Para qué sirve la práctica de Mindfulness?
Mindfulness es el cultivo de la atención a todo aquello que podemos percibir en este momento, de forma sostenida, con una actitud amable y sin juicios. A través de este sencillo entrenamiento conseguimos los siguientes beneficios:
- Reducción del estrés y la ansiedad.
- Mejora de la regulación emocional.
- Aumento de la sensación de bienestar.
- Mayor capacidad de disfrutar del momento presente.
- Disminución de las preocupaciones improductivas.
- Reducción de la impulsividad.
- Aumento de la capacidad de toma de decisiones efectiva.
- Mayor auto-cuidado.
- En el ámbito de la salud mental, mejora el tratamiento de la ansiedad, trastorno obsesivo-compulsivo, adicciones y trastornos alimentarios.
- Eficaz en la prevención de recaídas en depresión.
- Útil en el tratamiento de enfermedades coronarias, hipertensión, dolor crónico e insomnio.
Lorena Cabeza. Experta universitaria en Mindfulness
Articulo de Abril del 2016