La primavera la sangre altera

por | May 11, 2016 | Blog, Terapias | 0 Comentarios

Con la llegada de la primavera y los cambios climáticos que la acompañan, aumento de horas de luz solar, temperatura, lluvias esporádicas… la naturaleza se dispone para comenzar un nuevo ciclo de vida y salir del letargo invernal. De la misma forma, en nuestro cuerpo se producen reacciones para acompasarnos al ritmo del entorno.

Nuestro organismo posee multitud de receptores sensoriales que efectúan esos ajustes sin que nosotros realicemos ninguna intervención consciente para ello.

Actualmente solo nos acordamos del tiempo para decidir si tenemos que coger el paraguas o la chaqueta, nuestras casas nos proporcionan un refugio seguro frente a lo que suceda en el exterior. Nuestros días son siempre iguales, horarios y rutinas que debemos cumplir y que no “pueden” ser modificadas o alteradas por circunstancias externas.

Todo ello propicia que la desconexión con las necesidades de nuestro cuerpo sea cada vez mayor y que en ocasiones nos encontremos extremadamente cansados, apáticos, sin fuerzas…como sucede con la conocida astenia primaveral.

Otro de los temidos efectos de la primavera es la polinosis, reacción alérgica provocada al aspirar las omnipresentes partículas de polen. Afectan a las

mucosas de las personas sensibilizadas, y se liberan determinadas sustancias de defensa que median en la inflamación. La más conocida es la histamina, que provoca los síntomas típicos de la alergia. Los más comunes son inflamación y picor de ojos y su contorno, goteo en la nariz, estornudos en racimo, irritación de garganta, ataques de tos y silbidos en el pecho.

Desde nuestra visión del cuidado natural de la salud, recomendamos realizar una desintoxicación de nuestros órganos depurativos y unas correcciones dietéticas previas a la aparición de los síntomas que reducen significativamente la incidencia de los mismos.

Pero, si nos ha pillado el toro y estamos en pleno brote alérgico, os recomendamos seguir las siguientes pautas:

  • Reducir la actividad en el exterior en las primeras horas de la mañana, sobre todo el ejercicio físico intenso ya que hay una mayor producción de polen.
  • Conducir con las ventanas del auto cerradas y revisar o instalar los filtros del polen.
  • Eliminar completamente de nuestra dieta los alimentos que producen mayor liberación de histamina endógena, como:
    • Alcohol, especialmente vino tinto y cava.
    • Productos lácteos (todos, leche, queso, helados…etc.)
    • Carne de cerdo, en especial los embutidos crudos como jamón serrano, bacón…
    • Marisco, pescado y salsas precocinadas de pescado.
    • Algunas verduras, como los tomates, las espinacas o las berenjenas.
    • Cítricos, fresas y plátano.
  • Aumentar la cantidad de verdura y fruta, para asegurarnos un correcto aporte de vitamina C, muy recomendables la cebolla y la manzana por su contenido en quercetina una molécula del tipo flavonoide que tiene efectos antihistamínicos.
  • Controlar nuestro nivel de estrés con alguna técnica de relajación tipo meditación o mindfulness, yoga, Reiki.
  • No medicarse mas de lo necesario y probar terapias alternativas como la homeopatía personalizada o la fitoterapia tomando infusiones o suplementos que incluyan plantas como Perilla (Perilla frutescens), Gordolobo (Verbascum thapsus), Perpetua (Helichrysum stoechas), Grosellero Negro (Ribes Nigrum) tenemos a nuestra disposición un gran “botiquín natural”.
  • Al llegar a casa ducharse y cambiarse de ropa a diario para limpiar el polen que traigamos del exterior.

 

                   Nuria Gallego ( Naturópata)  

                    Artículo de Mayo del 2016

                                                                                                                                                                                                                                                                                              

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